Desde su inicio, la historia del Sur estuvo caracterizada por el aislamiento con respecto al Valle Central, centro del poder político y económico del país. Durante la colonia, los españoles no lograron establecer ciudades en el Sur. Durante los primeros años de la República tampoco el gobierno nacional logró asentar poblados en esa región. El Cerro de la Muerte constituyó una barrera difícil de vencer que obstaculizaba la colonización de esa región. No fue sino hasta ya entrada la segunda mitad del siglo XIX cuando los pobladores del Valle central empezaron a mirar seriamente hacia el Sur. Varios factores motivaron su colonización. Por una parte, el auge cafetalero había producido saturación de las tierras del Valle Central. Esto propició un avance espontáneo de meseteños hacia las regiones más distantes y aisladas del país. En segundo lugar, el Estado generó leyes para la concesión de tierras y promovió la creación de caminos para integrar la zona sur a la nación. Una razón adicional, fue el temor a la ocupación de las regiones fronterizas, por parte de Panamá, país con quien se tenían diferencias en materia de límites.
En 1868, el desamparadeño Pedro Calderón, junto con su yerno Juan López, terminó de abrir a pico y pala, una trocha que iba de Cartago a Térraba y pasaba por el Cerro de la Muerte. Su construcción fue una verdadera hazaña que debería ser recordada siempre por los costarricenses. La apertura de esta trocha marcó una nueva etapa histórica, al romper el aislamiento y dar inicio a la llamada “la fiebre del Sur”, una mezcla de avidez por tierra, madera, oro y huacas de la Cuenca del Térraba. Como resultado de ello, un buen número de meseteños emigraron a la región.
El mismo Pedro Calderón, constructor de la mítica trocha, fundó Buenos Aires, primer pueblo costarricense no-indígena en la región Sur. Calderón estableció su hacienda de ganado vacuno, caballar y mular acompañado por su yerno Juan López y su amigo Patricio Granados. Ellos fueron los primeros colonos meseteños en el Sur de Costa Rica. Después de Buenos Aires se colonizó El General y más tarde el Pozo, hoy Ciudad Cortés. Cabe recordar que en 1914 se fundó el cantón de Osa con cabecera en Buenos Aires. Más tarde Osa y Buenos Aires Aires se separan (1940), y Puerto Cortés pasa a ser la cabecera de Osa, hoy Ciudad Cortés.
La primera parte de este periodo colonizador al final del siglo XIX es una fase lenta, caracterizada por una economía de subsistencia. En la segunda parte, especialmente a partir de los años treinta del siglo XX, se observan cambios vertiginosos y el surgimiento de una economía de mercado. La construcción de la carretera interamericana propicia la apertura definitiva de la región Sur. La carretera se abre primero en Pérez Zeledón (1945). El desbloqueo se irá extendiendo hacia el sureste. Al iniciarse los años 60 la carretera llega a Buenos Aires, donde es terminada en 1963. En Osa, el puente sobre el río Térraba es concluido en 1958. No obstante, todos concuerdan en que la apertura venía dándose desde antes, gracias a la aviación y la proliferación de campos de aterrizaje en toda la región desde los años 30.
En un inicio los recién llegados meseteños conviven con indios y chiricanos y asumen sus usos y costumbres: cucharas de coco, platos de madera, guacales, ollas de barro, calabazas, etc. Pareciera que todavía a principios del siglo XX estos tres grupos culturales intercambiaban elementos culturales lo que dio identidad a todo el Sur. El meseteño aportó su música de guitarra, sus canciones a veces melancólicas, su café y su cafetal, cuando pudo sembrarlo, su trapiche, su aguadulce, su guaro de caña y su carreta. Se dice que personas de este grupo estuvieron más orientadas hacia el Valle Central, vinculadas a los cambios tecnológicos y propensas al consumo de productos y servicios considerados “modernos” (Carmack, 1994). Con el ingreso de la Compañía Bananera al Sur de Costa Rica en 1938, vendría una nueva migración meseteña (4.2).